domingo, 20 de diciembre de 2009

Poemas de Haqabbalah III

Quizás mi llanto nace del egoísmo
de la profunda inquietud
de las miles de preguntas
que tengo en mi ser
y quizás una a una
supieras responder
a mi ignorancia
tan profunda
como tu conocimiento
y más profundo sea el llanto
porque los que te mataron
siguen poniendo frenos al saber
a la libertad,
al amor y al crecer
Quizás no sea tan buena,
ni mucho menos tan digna
pero tan sólo una pregunta
sabio Akiva

de ¿Dónde tu fuerza?
Esa es la fuerza
que ha sostenido a IsraEL
no en trofeos de atletismo
ni en carreras de caballos
han sabido manejar
algo pequeño y grande
algo que es arrugado y feo
blanquecino y viscoso
pero sin él nos perdemos
no pensamos,ni actuamos
Enseñame a pensar
Enseñame a utilizar mi potencial
y a descubrirme y encontrarme


Shalom, isabelión.

Poemas de Haqabbalah II

Tú fuiste antorcha viva
prieta sombra
de un templo calcinado.
Asi te peinaron al rojo vivo
en la ciudad de Cesárea
entre burlas y suplicios
de claro arraigo romano.

Te ofrecieron de minuta
las letras sagradas
en un martirio brutal
cuando eras tú el doctor
el rabino que las digeria
dando cuerpo a la Mishna.

La hoguera te sedujo cebada con saña
Entre piel quemada
Con el desprecio inherente
por la Tanaj
Así, alimentaron la tortura
cuando tú mismo fuiste
la fuente sublime
el excelso consejero
un tanáj sin mácula
un candelabro entero.


¿Cuál fue tu locura?
¿ nombrar a un Mesías,
Hartar el oído romano
Con las proclamas de una lid sin mesura?
No fuiste David contra Goliat
Y al “Hijo de la Estrella” no le sedujo
la escalera de Jacob
Descendió a la ignominia
por tratarse de una mentira.

Tu fuiste la Antorcha viva
Que alumbró la quimera
de tu tiempo
Enquistado en un sueño
que hiciste tuyo
Por el amor tan sincero
que tuviste por el estudio
De un cuerpo espiritual,
cuya cabeza sesgada
Condujo su último aliento
a la rebelión
Antes quizás de nacer
¡Sabio Akiva!
que mantuviste
el fuego consagrado
Antorcha viva
Cabeza de todos los sabios.




Ismael.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Poemas de Haqabbalah

La esencia de una letra es su sonido,y la esencia de un número es concretar la relación entre la cantidad y la unidad, para así calcular cuántas veces se repite este hecho: que todo se divide, que todo se comprueba, que todo se analiza… pero nadie puede dividir lo indivisible,ni nadie puede comprender lo incomprensible, ni nadie puede analizar lo que no se deja ver, ni oír, ni tocar, ni oler ni gustar. Para eso hay que hacérselo ver a la mente, para esohay que oírlo conducido por instrumentos que sí que puedan darse el gusto de interpretar las señales, porque estaría siendo el sentido lo que muchas veces falla. Ismael.