Tú fuiste antorcha viva
prieta sombra
de un templo calcinado.
Asi te peinaron al rojo vivo
en la ciudad de Cesárea
entre burlas y suplicios
de claro arraigo romano.
Te ofrecieron de minuta
las letras sagradas
en un martirio brutal
cuando eras tú el doctor
el rabino que las digeria
dando cuerpo a la Mishna.
La hoguera te sedujo cebada con saña
Entre piel quemada
Con el desprecio inherente
por la Tanaj
Así, alimentaron la tortura
cuando tú mismo fuiste
la fuente sublime
el excelso consejero
un tanáj sin mácula
un candelabro entero.
¿Cuál fue tu locura?
¿ nombrar a un Mesías,
Hartar el oído romano
Con las proclamas de una lid sin mesura?
No fuiste David contra Goliat
Y al “Hijo de la Estrella” no le sedujo
la escalera de Jacob
Descendió a la ignominia
por tratarse de una mentira.
Tu fuiste la Antorcha viva
Que alumbró la quimera
de tu tiempo
Enquistado en un sueño
que hiciste tuyo
Por el amor tan sincero
que tuviste por el estudio
De un cuerpo espiritual,
cuya cabeza sesgada
Condujo su último aliento
a la rebelión
Antes quizás de nacer
¡Sabio Akiva!
que mantuviste
el fuego consagrado
Antorcha viva
Cabeza de todos los sabios.
Ismael.
Para Ismael:
ResponderEliminarGracias por expresar de forma tan bella y real, lo que es la eternidad y explico, El Rabi Akiva, no murió, sus escritos, son sus pensamientos, y en ellos se puede encontrar y seguir con él hablando y discutiendo, eso es definitivamente entrar al paraiso, cuando dejas una huella, que nadie puede borrar.
Shalom, isabelión-
Detrás de ti,
ResponderEliminarlo santos son menos santos,
Se desmembró tu cuerpo
Desgajaron tu organismo
Y al derramar tu sangre
la diáspora siguió su curso .
Como una súplica profética
Surgió el “Shemá” de tu boca sangrienta
El “ejad”, tu último suspiro
Lo único
Que aún suena nítido
en cada uno de los miembros de Israel.
Fieles a la queja formal
A la demanda de un cuerpo
Desmembrado
El tiempo puso fin al lamento
Y en su puesto
Israel procura sentir su fuerza
enarbolando la bandera,
La Estrella que fue tu frente
Antorcha viva
Fuente sublime
¡Rabí Akiva!
¡Mira como relumbra
La Luz de las Naciones!
Ismael.
Luz de las Naciones
ResponderEliminartodo aquel que desee ser mejor
pues será luz
brillará, quizás poco
o quizás mucho
quizás será un premio Nobel
o un buen padre
pero será Luz de las naciones.
Shalom, isabelión.
T odos los días estudias
ResponderEliminarO rnamentas tu espíritu
V acías tu mente
A l escribir un poema
R ebuscando en tu interior
Ismael.
De la península itálica
ResponderEliminarSe entiende que fue la pisada romana
La que dejó su huella indeleble
En el cuello de tu estirpe.
Siguió su curso la diáspora
Con células de sangre inquieta
Que nutrió a los sabios del mundo.
Padre de las estrellas
De doce constelaciones huérfanas.
Cuando mataron al Sabio Akiva
Se cubrió de cenizas
La prendida Tierra de Israel
Como ver un corazón pisoteado
Y en cada gota que salpicaba
en sus entrañas portaba un Arca
Enrollada con respeto a la alianza
Y la firmeza de la fe en el tefilin.
¿Cuánta sangre siguió su curso?
Desparramada en un trágico suceso
Que fuera despedir el Mar Muerto
Y quedar sujeto el Pueblo deportado
Anhelando el horizonte
De la que fuera la mejor vista de David.
¿qué pecado cometiste Sabio Akiva?
Que un ara levantada te ofrecieron
Victima incombustible de la pira
Que detuviste el odio en tus carnes
Y en tu espíritu se contuvo
el grito de Israel.
Antorcha Viva del Holocausto
Primogénito entregado
Paradigma de la expiación
¡No hay que enfrentarse al demonio
Cuando éste levanta cruces
en señal de victoria!
Sabio Akiva
De mil fuentes escritas
Elegiste nombre al Mesías
Que no vino en tu ayuda.
Ismael.
Fue un parto tremendo
ResponderEliminarDando nombre a la parturienta
Que fue la Tierra Prometida
La que despidió a sus hijos
Para que enterraran
al Sabio Akiva
En el cielo del martirio
Él fue el esposo
de un tormento
Testigo
del alumbramiento
Lo que fue abrir el fuego
Para que el demonio
se sintiese
A gusto exterminando
a los justos.
Fue el parto del siglo
La era
del Fénix absoluto
Cuando éste rompió su huevo
Su contenido se esparció
Por todo el mundo.
Sabio Akiva
Yema del Shemá
Al morir por Amor al Eterno
El estruendo de tu muerte
Fue el nacimiento
de un nuevo concepto
La concepción,
el alumbramiento
El deseo de vivir
siendo judíos
Sin Templo,
sin Tierra,
sin Arca
Sin nada más físico
que el propio
Sentido de ser descendientes
De los que nacieron
tras tu muerte.
Sabio Akiva
Antorcha de la sabiduría
Aunque reconstruyesen el Templo
Tu memoria supera
los muros del lamento.
Ismael.