Existe una mesa,
que me ha quitado el sueño
he buscado las medidas
entre medidas egipcias,
entre medidas hebreas
y entre medidas fenicias
y he escuchado decir
que no fue mesa,
que tampoco fue espejo
que quizás un telescopio
o quizás algo más
esa mesa es de esmeralda
y el nombre de su constructor
brilla como una constelación
pero existe algo extraño
muy extraño
en Hiram,
ya que aún se conoce
como hijo de su padre
y su madre era judía,
¿Por que el énfasis
en su origen paterno?
¿Cuáles son las medidas reales?
¿Qué contenia?
¿Qué reflejaba?
Las palabras construyen y destruyen
ResponderEliminarLas palabras vienen de adentro
de lo que existe en tu interior
algunos entienden, otros no,
pero aún asi, escribes y escribes
con la esperanza cierta de despertar
en ti y en los demás
la interesante busqueda y encuentro
del tesoro escondido
Somos niños, con hadas y cuentos
Somos pequeños y quizás grandes
pero lo más lindo,
es no perder lo más bello
del ser humano
la inocencia, el asombro
el mirarse al espejo
y alegrarse de ESTAR
aún aquí y esperar
cuando estés allá.
Shalom, isabelión
Una prueba.....no entrar
ResponderEliminares asi, quien no pase
imposible pueda entrar
Sin las llaves, tampoco entramos
aunque podamos tocar la puerta
necesitamos las llaves
y entre las llaves
esta el tono, y la pausa
y saber utilizar el tono y la pausa
y entonces entramos
pero, realmente
¿Queremos pasar?
¿Queremos entrar?
porque al estar adentro
debemos saber previamente
lo que ibamos a buscar
tener claro,
en nuestra mente
y en nuestro corazón
que no es orgullo, ni avaricia
que no es EGO, no malicia
que tan solo deseamos
un instante eterno
con el eterno
que eso nos basta
que eso será suficiente.
Shalom, isabelión.
Debe ser por eso, que cuentas
ResponderEliminarque señalas, que narras´
que mientrás pensaba en ti,
pensaba en Dudamel
tan dueño de la música,
todo un prodigio,
asi, lo mismo es Ismael con su musa
es un artista
que sabe darle ritmo, color, y sonido
a cada una de sus palabras
y entras a una orquesta
muy bien dirigida
y debo decir que el veneno
de la envidia
se disipa, porque se disfruta
y se agradece a los CIELOS
que exista alguién
que desde la tierra
nos narre, nos cuente
lo que ocurre en las estrellas.
Shalom, isabelión.