miércoles, 21 de abril de 2010

Ezra de Gerona y Hamiqra

Y, en efecto, desde ese reencuentro santo, los israelitas vieron ojo con ojo la Gloria de la Presencia; vislumbraron siete zonas de fuego desde que acudieron hacia el Señor y hacia su generosidad. Cuando oyeron su voz, sus almas emprendieron el vuelo, y les sucedió lo que les sucedió a los gentiles, como está escrito: ¿Sucedió alguna vez, que un pueblo oyese la voz de D*os hablando desde el fuego, como tú le oíste, sin perder la vida? Deuteronomio IV,33. Y: te rendirán honores, Señor, todos los reyes de la tierra, pues han oído las palabras de tu boca(Tehilim CXXXVIII,4).
Este encuentro, Moisés, Aarón, Nadab, Abihu y los Setenta Ancianos de IsraEl, aprendieron, por el conocimiento de la real y esencial gloria de D*os, lo que cada uno de ellos era capaz de obtener en razón de su perfección y de su vigor espiritual.
Estos hombres ocuparon, con ese fin, distintos dominios, por interioridad y grado jerárquico.
Fue a partir de ese conocimiento verdadero que fue donada la Torah. Ella procede de la voz interior que se divide en setenta ramas a las que corresponden los setenta aspectos de la Torah. Estos aspectos varían y se transforman en impuro y puro, en prohibido y lícito, en ritualmente impropio y ritualmente propio, formando pares de contrarios.
Sólo valiéndose de esta multitud de aspectos puede comprenderse que el reptil sea a la vez puro e impuro.
Fue en ese momento en el que los profetas que debían surgir en cada generación recibieron su mensaje; fue también en ese momento en el que los sabios futuros, en su grandeza, adquirieron los principios de su enseñanza y de sus divergentes opiniones. Dos pasajes de la Escritura (Isaías XLVIII,16 y Deuteronomio XV,19) se pronuncian en este sentido: Desde el principio, yo no hablé ocultamente, desde que fue manifestada, yo estuve allí, y ahora el Señor D*os me envía con su espíritu. Y tales son las palabras que os dirigió IHVH cuando estabais todos reunidos en la montaña; Él os habló desde en medio del fuego, en medio de la nube y de las tiniebla, se oyó la Gran Voz, y no añadió nada más.
Desde entonces hasta ahora ninguna generación en IsraEl ha sucedido a la precedente si haber recibido tradiciones de sabiduría es decir, el conocimiento del Nombre, según el orden de la transmisión de la Ley Oral.
En efecto, en el momento de su muerte, cuando las tradiciones de sabiduría se cerraron a él, Moisés transmitió esta sabiduría a Josué: Josué, hijo de Nun, se llenó del espíritu de sabiduría, pues Moisés le había impuesto las manos (Deuteronomio XXXIV,9); Josué la transmitió a los Ancianos. Ellos fueron la cabeza de la generación, los guías de IsraEL; rezaron por el pueblo, y éste, por su parte, les obedeció y siguió sus ordenanzas: IsraEl siguió al Señor durante la vida de Josué(Josué XXIV,31). Los ancianos transmitieron a los profetas, y de éstos pasó a los hombres de la Gran Sinagoga, Daniel, Hanania, Mishael, Azaria, Mardoqueo, Zorobabel, y Esdras. El último de ellos fue Simeón el Justo.
A continuación el paso del tiempo hizo depositarios de la sabiduría a los doctores de la Mishna. Entre ellos se encuentra Rabí Judá el Santo, quien, en el momento de su muerte, transmitió a su hijo Simeón las tradiciones de la sabiduría, Rabí Akiva y sus colegas, que entraron en el paraiso, Rabban Yohanan ben Zakkay y Rabí Eleazar ben Arak, que se dedicaron a la interpretación de la visió del carro y a quienes un ángel les donó una réplica de lo alto del cielo.


Tomado de: Comentario sobre El Cantar de los Cantares, de Ezra de Gerona, he estado utilizando diferentes textos con el fin de comprobar que los SIGNOS MASORETICOS, vienen mucho más atrás del siglo XIII, época de Gerona y de grandes Qabbalistas, los signos inclusive muchos de ellos, son herencia de Egipto de la sabiduria incorporada a Moisés y que este no descarto y utilizó para el bien de la humanidad, es por ello, que al leer estos textos nos hacen ver y comprender que existe una cadena de transmisión que aunque ha recibido innumerables ataques, ella ha permanecido intacta, es entonces que con humildad, y con respeto ver estos signos masoréticos, que posiblemente son un idioma, sobre el idioma, y: ¿Cómo podemos llegar a descubrir o armar este lenguaje? Estudiando lo que ellos tanto aman y estudian: Estudiando Torah.

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